De
verdad,
de
verdad,
Señor,
tú
estás
conmigo.
Tus
enseñanzas
tus
amonestaciones
me
consuelan.
En
presencia
de
mis
adversarios,
en
presencia
de
mis
amigos,
en
presencia
de
mis
amores,
bondad
y
misericordia
con
certeza
me
seguirán
todos
los
días
de
mi
vida.
Es
por
eso,
y
por
mucho
más
que
habito
en
la
casa
del
Señor.
Ahora
y
por
toda
la
eternidad.
Wanderlino
Arruda